Capítulo 27: De Oca a Oca


Me he llevado algo de Vero después de acostarnos (además de sus apuntes de Opinión Pública). Algo que no sé exactamente qué es pero que hace que me sienta segura de mi misma y con ganas de más.
A veces me sorprendo pensando en Mamen como algo lejano aunque no hayan pasado más que unas pocas semanas. También me he dado cuenta de que no recuerdo la cara de la chica del metro. Sólo su pelo largo, liso como una tabla y moreno. Esto me da más pena que lo de Mamen, la verdad, aunque estoy casi segura de que si la volviera a ver, sabría que es ella.
Son como mis dos fantasmas que me siguen allá donde vaya. Aunque más que como fantasmas, las siento como losas, historias no cerradas que me inquietan por las noches y no me dejan dormir.

Cuando vuelvo a la facultad algo ha cambiado. Algunas chicas y muchos chicos me miran con cierta envidia al pasar por su lado, me dan un un repaso y se dan codazos unos a otros.
-¿Has contado lo nuestro? -le pregunto en un mensaje a Vero.
-Sí, ¿hay algún problema? -me responde casi al instante.
Levanto la cabeza y lo que veo me gusta. Una chica pequeña y de pelo rizado se me acerca sonriendo. Sus ojos marrones están perfectamente enmarcados con delineador negro.
-Ya que estás con el móvil en la mano, apunta mi número.
Obediente y complacida, apunto su teléfono y me derrito con la sonrisa de la chica cuando se marcha.
-No, no pasa nada -le escribo a Vero y guardo el móvil tratando de ocultar la risa sin mucho éxito.

Raúl y yo nos apoyamos para estudiar. Nos repartimos las asignaturas y luego nos explicamos las dudas. No es que nos haga falta, pero así nos obligamos a buscar tiempo para vernos.
-Así que ahora eres Nico “La triunfadora” -me dice en un descanso entre clase y clase.
-Qué va -respondo sonrojada.
-Deberías aprovechar el tirón y divertirte un poco. ¿Las tías podéis pillar ETS? Supongo que sí. Infórmate antes de empezar a zorrear.
-¡No voy a zorrear! -le digo con exagerada indignación. -Parece mentira que me conozcas.
-A ver, tampoco te estoy diciendo que te tires a medio Chueca, pero podrías salir y conocer a otras tías.
Una chica pasa a nuestro lado. Se pone bastante colorada y me da un papel. Luego se marcha sin decir una sola palabra. Al desplegar el papel veo que está escrito su nombre y su número de teléfono.
-Es el segundo hoy.
-¡Vaya triunfada! Por lo menos, deberías invitarles a tomar algo. Por educación.
El profesor nos interrumpe y nos invita a entrar en clase.
Pienso en lo que me ha dicho Raúl, que es lo mismo que me insinuó Vero. No puedo quedarme encerrada en casa esperando a que el amor llame a mi puerta. No puedo ser tan pasiva porque hasta ahora no me ha ido nada bien. O he perdido la oportunidad o me han manejado como han querido.
Al salir de clase, apunto el número de la chica tímida en el móvil y le escribo a ella y a la chica del pelo rizado. Después de un intercambio de mensajes, he quedado con una el viernes y con otra el sábado.
-Raúl approve it -me dice mi amigo levantando el pulgar.
-No sé si estoy preparada para esto...
-A la mierda la preparación, Nico. Si pudiste con Vero, podrás con cualquiera.
-Ya, pero si Mamen se entera...
Raúl sobreactúa y me dirige una mirada asesina que haría temblar al mismísimo Hitler.
-Nico -dice con severidad -no estarás pensando en volver con Mamen, ¿no?
Noto que mi cuerpo se hace muy pequeño ante la pregunta.
-No... -respondo sin convicción.
-Nico, lo estás haciendo muy bien. No es fácil superar una ruptura. Menos si es la primera. Mamen ha hecho su vida. Haz tú la tuya.
Las palabras de Raúl son un punzón que se clava en mi pecho. El dolor hace que se me empañen los ojos. Mi amigo me abraza y me besa la coronilla.
-Permítete equivocarte, salir, divertirte, ligar y esas cosas. Yo estaré siempre a tu lado. No lo olvides.
Se me calienta el corazón, pero puede que sólo sea por la sangre que se derrama.

Estoy arreglándome en el baño cuando entra mi madre.
-¿Vas a salir?
-Sí -respondo sin apenas mover la boca para no pasarme con el pintalabios.
Mi madre me mira de arriba abajo.
-Vas muy arreglada, ¿no?
Me miro en el espejo antes de responderle.
-Tampoco nada del otro mundo. Sólo que voy de negro y resulta más elegante, pero no es más que una camiseta y unos vaqueros.
-¿Quieres que te haga una trenza?
Río ante la frase. Me recuerda a aquella primera vez que salí con Raúl a un bar de lesbianas, la misma noche que conocí a Mamen.
Se me borra la sonrisa.
-No, lo prefiero suelto -respondo agitándome el pelo al pasar por su lado.
Saludo a mi padre que sonríe cuando me ve.
-¡Qué guapa! ¿Sales a festejar?
-¡Mariano! -le llama la atención mi madre.
Mi padre se muestra confundido y mi madre tiene que rectificar.
-Que eres un antiguo. No se dice ya lo de festejar.
-Ah. ¿Y cómo se dice entonces, lista?
Yo les miro divertida mientras me pongo la chupa, que es la excusa perfecta para que mi madre se escaquee de la pregunta.
-¿Cuándo te compraste esa cazadora?
-Fui el otro día de compras con Raúl -ladeo la cabeza porque sé lo que mi madre está pensando. -La pagué con el dinero que me dio el tío por mi cumple, que aun lo tenía en la hucha.
-Tu madre se debe pensar que te prostituyes o algo -suelta mi padre.
-¡Yo no pienso eso! No digas tonterías.
Aprovecho que mis padres se enzarzan en una de sus discusiones sobre chorradas para escaquearme. Cuando estoy casi en el portal oigo a mi madre pedirme que no llegue tarde.

La chica de los ojos enmarcados con delineador negro resulta ser maja pero me recuerda demasiado a Mamen. No sé decir por qué. Quizá es porque ahora voy a comparar a todas las chicas con Mamen. Maldición.
-No sabía que entendías -me dice. -Pensaba que tenía fichadas a todas las lesbianas de la facultad.
Me encojo de hombros. Tampoco sé qué responderle.
-Bueno, a decir verdad, tampoco es que me hubiera fijado en ti antes. Eres más bien... discreta. Hoy no, hoy estás muy guapa. Ya podrías venir así a clase. Me hubiera fijado en ti y te habría tirado los trastos antes.
Empiezo a sentirme aturullada porque habla mucho y muy rápido.
-Aunque, ahora que lo dices, me suena tu cara. A lo mejor te he visto en algún bar. ¿Con Carolina?
Quiero responder que Carolina no es mi amiga pero no me deja.
-¡Qué tía más zorra! Me dijo que no podíamos tener una relación porque le iba a fichar un equipo de una universidad americana y que no me iba a volver a ver. Y luego la veo por Chueca tan contenta y pasando de mi.
-¿Pasando de ti? No me imagino por qué -consigo meter mi frase en su monólogo.
La ignora por completo y sigue hablando. La noche no ha hecho más que empezar y ya me quiero ir a casa. Sólo se me ocurre una manera de callarla y me abalanzo sobre ella para besarle en la boca. En realidad, empiezo con un mordisco pero me suavizo y acabo besándole con un ímpetu más relajado. Mi táctica funciona: le gusta el beso, le gusto yo y a mi me gusta besarle y que esté callada.
Con el calentón vamos a su Colegio Mayor. Su compañera ha salido por ahí y tenemos la habitación libre.
Me siento un poco constreñida en su cama, oigo ruido por los pasillos y tengo la sensación constante de que un bedel o una gobernanta o lo que sea que haya en un Colegio Mayor va a entrar y nos va a pillar. Resultado: El polvo resulta un poco decepcionante. Además, tengo que salir del edificio a escondidas y de madrugada.

-Yo no valgo para esto, Raúl -le cuento.
-Hija, no van a ser todos los polvos tan espectaculares como con Vero.
-Ya lo sé, pero no es eso.
-¿Y qué es?
-No lo sé.
Raúl suspira y me pregunta por mi cita del sábado.
-Pues algo mejor. La chica muy maja, muy simpática y tal, pero nos entró el calentón y las dos vivimos con nuestros padres así que nos fuimos a los baños y fue un poco bluf también.
-¿Y...?
-¿Qué quieres? ¿Qué te cuente cómo follamos?
-Sí -dice Raúl como si su respuesta fuera obvia.
-Lo siento, pero no. No quiero que me visualices así.
Raúl se ríe.
-Yo puedo visualizarte como me de la gana. Mira -dice y a continuación cierra los ojos y empieza a reírse de manera tonta.
Le golpeo en la cabeza para pedirle que pare.
-Bueno, al fin de semana más.
Me encojo de hombros con resignación. Sé que no soy ese tipo de chica capaz de follar bien en cualquier sitio. Quizá es sólo cuestión de práctica. No lo sé. Pero también he notado que poco a poco se me está yendo el olor de Mamen de mi piel al tiempo que me sobreviene otra sensación que todavía no alcanzo a palpar.
-Sí, al finde que viene más -respondo finalmente.

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Está tocada por la gracia de la Virgen de las Nieves xD

      Eliminar
  2. Eyy en que colegio estudia Nico??? digo para pedir mi traslado. Me cae bien el papá de Nico, del tipo despistado que no capta una. Ojala nada mas que no pierda Nico el sentido del sexo, y que entre tantas encuentre a alguien que le ayude a superar a Mamen... quizás la chica del metro???

    ResponderEliminar
  3. Que vuelva la chica del metro!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por comentar :)

Entradas populares de este blog

"Aquí se quisieron Carla y Nico" y las cosas del querer

"Nico, por favor" en PDF

Capítulo 22: El vértigo