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Mostrando entradas de marzo, 2015

Capítulo 16: Tú a Londres y yo no

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Raúl es mi mejor amigo. Siempre me lo ha contado todo: sus dudas, sus miedos, sus ilusiones… Hasta cosas que no necesitaba saber. Y sin embargo, yo no soy capaz de decirle que Mamen se fue de fiesta una vez me dejó en casa y no me atreví a preguntarle dónde había ido. No se lo cuento porque sé qué me va a decir: que si Mamen no es de fiar, que si a saber qué haría y con quién, que si yo me merezco alguien que me respete… Pero, ¿es faltar al respeto que ella siga de fiesta si yo ya le dije que no me apetecía? Si opino que sí, ¿me convierte eso en una novia posesiva? No quiero ser eso y tampoco me paro mucho a pensarlo. Y como no quiero pensarlo, dejo que Raúl hable y hable de sus noches de fin de semana, sus tardes de gimnasio y su extraña manera de “purificarse” en las saunas de Chueca. -Algún día, nos darás un disgusto, Raúl. Ten cabeza. Raúl entorna los ojos. Ha escuchado esa frase miles de veces y no sólo saliendo de mi boca. -Que controlo, tía. Le miro con tristeza. Aunque h

Capítulo 15: Calma chicha

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Es la 1:06 cuando miro la hora antes de entrar en casa. Es temprano para un sábado pero sé que mi madre me va a echar la bronca. Por lo que sea. Ya se inventará una excusa sobre la marcha. Que huelo a alcohol o que llevo malas pintas, por ejemplo. A pesar de eso, no me molesto en ser silenciosa al abrir la puerta. Nada de andar de puntillas. Nada de girar los pomos de las puertas despacito mientras pienso que tengo que poner aceite en las bisagras para que no chirríen tanto. La casa está en silencio. Paso por el baño y me quito el maquillaje. Desde que estoy con Mamen me maquillo. Antes sólo lo hacía para ocasiones especiales. Bien mirado, salir con Mamen es siempre una ocasión especial. Al salir del baño me topo con mi madre. Le saludo y quedo a la espera de sus comentarios. -¿Ya estás aquí? ¡Qué pronto! -me suelta. ¿Todas las madres tienen estos arrebatos esquizofrénicos o es sólo la mía? Ahora bien, ahora mal, ahora ni fú ni fa. Me dirijo a mi habitación cuando mi

Capítulo 14: Nostalgia

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(¡) Este capítulo contiene trazas de sexo. Manejar con cuidado. Manténgase alejado de los/as niños/as. Carolina no me ha mordido pero sí me ha dado un buen bocado de realidad. ¿Por qué estaría Mamen conmigo pudiendo estar con cualquier otra, incluso con Carolina? Ni soy especialmente atractiva, ni creo que sea sexy ni estoy segura de mi misma. Soy todo lo contrario a Carolina, aunque tampoco sé por qué me comparo con ella. Sigo ensimismada en mis pensamientos cuando un grito de Ali me saca de mi encierro. -¡Que nos piramos, joder! -¿Qué pasa? -le pregunto a Mamen. -Ali quiere irse de la fiesta porque está Carolina y no puede ni verla, por lo que sea, pero Laura se niega a que la flaca le marque la agenda. Le da igual quién esté en la fiesta, ella quiere divertirse. -¿La flaca? -Carolina. -¿Así le llaman? Mamen duda un momento. -Así le llamaba yo -dice al final. Siento una punzadita en el corazón, pero sé que no puedo reprocharle nada. Al final, Ali

Capítulo 13: El consejo

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El tiempo es elástico cuando estoy con Mamen. Lo que me parecen minutos, son horas pasadas en su cama, en su habitación. Lo que son días hasta verla, me parecen semanas, incluso meses, años o eones. A mi madre, sin embargo, siempre le parece que me paso demasiado tiempo fuera de casa e insiste en saber con quién ando. -Con gente de la Uni, mamá, que lo quieres saber todo. -¡Claro que lo quiero saber todo! Quiero saber si mi hija está con gente que no le meterá en problemas. No me escribes ni un mísero mensaje, no sé dónde vas, ni con quién, ni cuándo volverás, ni qué haces. -¿Quieres venirte conmigo de marcha o qué? -le grito de madrugada. -No me trates de estúpida, Nico, que te parto la cara. ¡Lo que me faltaba! Y no grites que se va a despertar tu padre. -Has empezado tú. Aguantamos las miradas llenas de furia unos segundos.

Capítulo 11: Comienza el partido

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Llevo toda la semana mensajeándome con Mamen. Por el día los mensajes aparecen como por goteo, en sus escasos ratos libres que le deja el curro. Por las noches, la cosa cambia. El tono es más íntimo, más tierno y dulce y hace que me vaya a la cama con una sonrisa en los labios. El jueves la sonrisa es más grande porque quiere quedar conmigo el fin de semana. -Oye, un par de amigas juegan al fútbol el sábado por la tarde. ¿Te apetece venir a verlas? Luego nos iremos a tomar unas cañas. Desde luego, ir a ver un partido de fútbol no es mi ideal de cita pero estaré con Mamen que es lo más importante. -Sí, vale.