El lector impaciente
Ais (*suspiro), el olor del papel, el tacto suave de las solapas, el lomo del libro encajando perfectamente con tu mano, acunándolo, paseándolo. Recuerdo haber leído mucho cuando viví en Móstoles. Cogía el tren para ir a la UCM y por el camino me acompañaron un montón de libros. Recuerdo también que por aquella época descubrí la espuma Pantene y, durante un tiempo, cuando me venía el olor dulzón con reminiscencias de frutas del bosque de la popular marca, me venía a la mente la escena en la que Ignatius J. Reilly ("La conjura de los necios") se hacía una paja.